Sueños
Publicado en Otra Vida de Sísifo.
Aquellos que me conozcan y me hayan oido hablar de mis sueños sabrán que les doy mucha importancia, pues normalmente disfruto con ellos y me fascinan lo retorcidos que pueden llegar a ser, digamos que me gusta mi vida onírica. Y además desde siempre, eso lo saben en mi familia pues más de un desayuno he monopolizado para contar lo loco que estoy.
Bien, pues acabo de tener uno, con una buena puntuación para que me den el Oscar al más chalado. Pero lo peor es que no me ha gustado nada, no porque haya sido una pesadilla, que si lo analizamos seguro que puede entrar dentro de esta categoría, es que no me lo puedo creer, ¿qué hago yo soñando esto?
El caso es que en el sueño aparecían unos 'cacharritos', unas atracciones de feria. En concreto una de esas que se retuercen y te dan miles de vueltas. Pero había un problema, estaba instalada en el jardincito de Fuentenueva, delante de los comedores universitarios. En su movimiento, la plataforma donde iban los niños se metía en el carril de Severo Ochoa a una altura en la que un autobús o un todo terreno se lo llevaría por delante. Ahí fue donde me di cuenta del peligro. Y justo en ese momento la máquina se paró y empezó a temblar, con los niños cabeza abajo y varios de ellos escurriéndose en dirección tortazo de cabeza. Pues bien nadie se daba cuenta y ahí estaba yo como una pobre madre o algo así supercursi gritando que pararan, eso sí, sin levantarme del cómodo sillón en el que me encontraba.
De ahí el sueño saltó a que veía a mis tíos Paco y Anamari muy jóvenes, como cuando eran novios. Se supone que era 31 de diciembre y que ese día era el cumpleaños de mi tía y habían traído una tarta, una típica de tres pisos y rosa (qué horror). El caso es que yo seguía en aquel sillón y ahora ya no veía la máquina aquella de feria, ahora lo que veía era un tiovivo. Pues bien, la asociación tiovivo-supertarta dio como resultado que el tiovivo no dejara de dar vueltas y más vueltas, y cada vez brillaba más y empezaba a convertirse en tarta!!!
En ese momento, la tarta gigante y rosa....no es que hiciera nada, lo hice yo. Salí corriendo dirección avenida de Madrid. Cuando eché la cabeza atrás pude ver con espanto cómo la tarta sacaba pies y manos y se ponía en pie. ¡Dios mío una tarta-tiovivo gigante que te persigue a lo Godzilla!
Hasta este punto la cosa podría haberse calificado como graciosa, es curioso las cosas raras que uno sueña. Pero he aquí que ahora viene lo que más me ha conmocionado...reconocí a la tarta...
...y aún estoy impactado. Pero se puede saber qué coño hacía el Morente disfrazado de tarta rosa gigante persiguiéndome!!!! jar!!! pero si ese tío ni me gusta ni me disgusta...me resulta indiferente!!!! desde hoy me dará mal yuyu.
El caso es que aquello se tambaleaba mientras avanzaba y yo me escondí o yo que sé.
Al fin desperté. Con unas terribles ganas de comer turrón de Jijona. (esto tampoco me había pasado nunca, levantarme con un impulso tan fuerte). Así que ahora que he devorado un trozo de turrón estoy más calmado y para que no se olvide lo que me aconteció aquí lo escribo.
Espero que os haya gustado y que me digáis que os parece, quizás tenga que ir a un profesional o algo, decididamente, ¡qué malito estoy! ¡Llevadme a un bar!
Saludos amigos.
Aquellos que me conozcan y me hayan oido hablar de mis sueños sabrán que les doy mucha importancia, pues normalmente disfruto con ellos y me fascinan lo retorcidos que pueden llegar a ser, digamos que me gusta mi vida onírica. Y además desde siempre, eso lo saben en mi familia pues más de un desayuno he monopolizado para contar lo loco que estoy.
Bien, pues acabo de tener uno, con una buena puntuación para que me den el Oscar al más chalado. Pero lo peor es que no me ha gustado nada, no porque haya sido una pesadilla, que si lo analizamos seguro que puede entrar dentro de esta categoría, es que no me lo puedo creer, ¿qué hago yo soñando esto?
El caso es que en el sueño aparecían unos 'cacharritos', unas atracciones de feria. En concreto una de esas que se retuercen y te dan miles de vueltas. Pero había un problema, estaba instalada en el jardincito de Fuentenueva, delante de los comedores universitarios. En su movimiento, la plataforma donde iban los niños se metía en el carril de Severo Ochoa a una altura en la que un autobús o un todo terreno se lo llevaría por delante. Ahí fue donde me di cuenta del peligro. Y justo en ese momento la máquina se paró y empezó a temblar, con los niños cabeza abajo y varios de ellos escurriéndose en dirección tortazo de cabeza. Pues bien nadie se daba cuenta y ahí estaba yo como una pobre madre o algo así supercursi gritando que pararan, eso sí, sin levantarme del cómodo sillón en el que me encontraba.
De ahí el sueño saltó a que veía a mis tíos Paco y Anamari muy jóvenes, como cuando eran novios. Se supone que era 31 de diciembre y que ese día era el cumpleaños de mi tía y habían traído una tarta, una típica de tres pisos y rosa (qué horror). El caso es que yo seguía en aquel sillón y ahora ya no veía la máquina aquella de feria, ahora lo que veía era un tiovivo. Pues bien, la asociación tiovivo-supertarta dio como resultado que el tiovivo no dejara de dar vueltas y más vueltas, y cada vez brillaba más y empezaba a convertirse en tarta!!!
En ese momento, la tarta gigante y rosa....no es que hiciera nada, lo hice yo. Salí corriendo dirección avenida de Madrid. Cuando eché la cabeza atrás pude ver con espanto cómo la tarta sacaba pies y manos y se ponía en pie. ¡Dios mío una tarta-tiovivo gigante que te persigue a lo Godzilla!
Hasta este punto la cosa podría haberse calificado como graciosa, es curioso las cosas raras que uno sueña. Pero he aquí que ahora viene lo que más me ha conmocionado...reconocí a la tarta...
...y aún estoy impactado. Pero se puede saber qué coño hacía el Morente disfrazado de tarta rosa gigante persiguiéndome!!!! jar!!! pero si ese tío ni me gusta ni me disgusta...me resulta indiferente!!!! desde hoy me dará mal yuyu.
El caso es que aquello se tambaleaba mientras avanzaba y yo me escondí o yo que sé.
Al fin desperté. Con unas terribles ganas de comer turrón de Jijona. (esto tampoco me había pasado nunca, levantarme con un impulso tan fuerte). Así que ahora que he devorado un trozo de turrón estoy más calmado y para que no se olvide lo que me aconteció aquí lo escribo.
Espero que os haya gustado y que me digáis que os parece, quizás tenga que ir a un profesional o algo, decididamente, ¡qué malito estoy! ¡Llevadme a un bar!
Saludos amigos.
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